Como probablemente ya sabéis, a finales de cada año las principales firmas de análisis del mundo se apresuran en lanzar pronósticos de rendimiento de cara al año siguiente. Es un titular “sencillo” y que siempre capta la atención del inversor inexperto a pesar de su escasa utilidad (y fiabilidad).
De cara a 2015, el consenso general de los estrategas de Wall Street es que 2015 será un año decente para los mercados de renta variable, situando sus expectativas con ganancias de entre el cinco y diez por ciento. En concreto si nos remitimos al precio objetivo que consideran los catorce estrategas más importantes de Wall Street y sacamos el promedio de cara a este 2015 el S & P 500 según ellos acumulará una ganancia de 5,8%.
De estos catorce estrategas, ninguno piensa que el mercado puede caer a final de año, y más de la mitad sitúan al S & P 500 con rendimientos de entre el cinco y el diez por ciento a finales de 2015. Es comprensible que no haya estrategas en Wall Street que digan que el mercado va a caer. Si su negocio está en la compra de acciones, la política comercial tenderá hacia el optimismo para incentivar a las personas de que compren valores, les generen comisiones (compra/venta y custodia) y así aumentar sus beneficios. Además, los estrategas también estudian la historia (lo comprobé de primera mano en mi viaje a Nueva York hace unas semanas) y saben que si nos remontamos hasta el año 1900 el Dow Jones ha visto rendimientos anuales positivos dos de cada tres años (hay muchos más años positivos que negativos).
Si bien es cierto que la historia apoya estadísticamente a los estrategas para que apuesten más por las ganancias (ya que se producen más veces que las pérdidas), ¿por qué constantemente las estimaciones anuales se sitúan entre el cinco y el diez por ciento? Yo creo que esto es porque son cifras lo suficientemente “atractivas” para el inversor sin pasarse de la raya. En este nivel, el estratega suena bastante optimista por lo que si el mercado tiene un buen año, todavía podrá decir, “te lo dije”. Pero si el mercado baja, tampoco quedaría tan mal en comparación si hubiera apostado por unas ganancias más elevadas. Además, desde una perspectiva histórica, el rendimiento medio anual del Dow Jones desde 1900 es del entorno del 7%, por lo que el rango de cinco al diez por ciento suena dentro de la media.
No obstante, si recurrimos a las cifras históricas llama muchísimo la atención que estos “consensos” de rendimientos año a año de entre el 5 y el 10% rara vez se cumplen. La tabla que podéis ver al lado de estas líneas generada por stocktradersalmanack sitúa de menos a más el rendimiento anual del Dow Jones desde el año 1900. En estos 115 años de historia, sólo ha habido ocho años en los que el Dow Jones tuvo una ganancia anual de entre el cinco y el diez por ciento. Eso equivale a sólo el 7% de todas las ocasiones.
Mientras que el retorno promedio del Dow Jones desde el año 1900 es del entorno del 7%, existe una gran variabilidad en torno a este promedio, con una desviación estándar de 21,8 puntos porcentuales. Los estrategas raramente dirán un año que esperan una ganancia o pérdida del 30% o más en el mercado de valores, pero en base a los precedentes históricos, la frecuencia de un aumento del 30% en las bolsas (12 ocasiones ha sucedido esto) es un 50% superior que un año donde el Dow Jones vea una ganancia de entre el cinco y el diez por ciento. Del mismo modo, una caída anual del 30% o más (ha ocurrido en 7 ocasiones) es casi tan común como los rendimientos entre el 5% y el 10%.