Desde este blog ya hemos hablado y mucho de la gran debilidad del sector bancario europeo, una debilidad que aunque ha cobrado especial relevancia mediática tras las últimas caídas, viene dándose desde el pasado verano de 2015. Desde entonces, venimos evitando dicho sector y lo seguiremos haciendo mientras siga mostrando tan mal aspecto.
Como suele ser habitual la expectación mediática se centra en buscar las razones de ese mal comportamiento, unos dicen que se trata de la exposición a préstamos dudosos o incluso elevadas exposiciones a productos derivados. En mi opinión ni una cosa ni otra, aunque tal alguna de estas explicaciones sea el detonante de algún problema puntual en el sector el problema general de los bancos tal y como he explicado en diversas ocasiones es que sus márgenes de beneficio se reducen exponencialmente a medida que bajan los rendimientos de la renta fija, ya que su negocio depende del diferencial entre los intereses cobrados por el capital prestado y los intereses pagados por el dinero depositado.
Sea como sea, mientras los medios de comunicación siguen centrando su atención en buscar explicaciones, nosotros nos centramos en los gráficos, y hoy me gustaría detenerme de nuevo en el Deutsche Bank. A pesar de que el banco germano rebota hoy viernes con fuerza, no hay que perder la perspectiva en el ruido de corto plazo (es aquí donde muchos inversores pierden dinero buscando el “pelotazo rápido”), y con un punto de vista a medio plazo vemos como los accionistas de esta compañía han visto que su inversión se ha depreciado la friolera del 60% desde el pasado verano. No estamos hablando de ningún chicharro, hablamos de un gigante de la banca con una capitalización de más de 18 mil millones de euros.
Si hay algo en lo que hago mucho hincapié es que jamás debemos de aferrarnos a valores que sean bajistas, y Deutsche Bank lo es… y vaya que si lo es.
La debilidad crece a marchas forzadas en el valor, de hecho ahora mismo es uno de los valores más débiles del mercado alemán. Esto significa que a medio plazo las caídas dentro de este valor se producen a un ritmo claramente superior que la media llevándose por delante las inversiones de aquellos accionistas que siguen cometiendo el error de aferrarse a un valor bajista.
Tal y como comenté anteriormente en apenas 6 meses el valor ha perdido un 60% de su valor, esto significa que los inversores que estén aferrados a él desde el pasado verano necesitarán ganar un 190% para recuperar su inversión (ya no hablamos de ganar). Este es el gran peligro de mantener en cartera valores bajistas, van causando socavones irreversibles en las carteras de los inversores que difícilmente van a recuperarse.
El valor ha establecido esta semana nuevos mínimos históricos, es decir, no caigáis en el error de pensar que este título parece “barato” y prestad atención a que todos sus accionistas están perdiendo dinero.
Recordemos que en 2007 este valor cotizaba cerca de los 80€ por acción. Desde entonces Deutsche Bank ha perdido más de un 84% de su valor. Difícilmente los accionistas que cometieron el error de mantener el valor desde aquellas fechas recuperarán nunca su inversión.
Como muchos de vosotros ya sabéis, tal y como explico en mi libro si queremos sacar partido de forma recurrente de los mercados debemos de huir de este tipo de valores perdedores y centrarnos únicamente en invertir en aquellos valores que además de subir lo hacen a un ritmo superior que la media.
Si invertimos en valores que tienden a apreciarse tendremos muchas más probabilidades de sacar partido del mercado que si estamos en valores que tienden a depreciarse. A día de hoy Deutsche Bank es un valor que más allá de rebotes puntuales de corto plazo hace perder dinero, y estar invertidos en este tipo de valores tiende a generar muchos más disgustos (muchas veces irreversibles) que alegrías.
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Los análisis aquí expuestos son opiniones estrictamente personales, no recomendaciones.