El mercado de Japón es una de las plazas bursátiles a las que más atención hemos prestado en las últimas semanas. Tal y como adelantábamos el pasado jueves, había que estar pendientes de este índice puesto que la debilidad del Yen beneficiaba al índice nipón. Esto quedaría confirmado a cierre semanal cuando el Nikkei 225 confirmaba de nuevo que era un índice fuerte y alcista, y por lo tanto, la bolsa japonesa volvía a ser apta para invertir después de estar gran parte de este 2014 afectada por su debilidad.
Esta fuerza del mercado de Japón tiene consecuencias más allá de sus fronteras. En mi libro “El código de Wall Street” hablamos entre otras muchas cosas que desde el año 2000 la economía global ha entrado en una espiral que tiende hacia la deflación (invierno de Kondratiev) cuyo foco de “infección” proviene principalmente de Japón (que es la tercera economía más grande del mundo). Su relevancia es tal, que existe una correlación entre el comportamiento de las acciones japonesas y los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense.
El gráfico que podéis ver al lado de estas líneas muestra una comparación entre el rendimiento del bono T-Note 10 años americano (línea verde) y el comportamiento del índice Nikkei /con respecto al resto del mundo desde 1998.
En el gráfico se aprecia claramente la correlación entre ambos productos, unos productos que a “priori” no deberían tener nada que ver, pero cuyo comportamiento es parejo desde hace décadas.
En los últimos años hemos visto que la subida del Nikkei 225 entre los años 2012 y 2013 fue acompañada por unas alzas en la rentabilidad de los bonos norteamericanos. Esas alzas se frenaron desde mediados de 2013 y hasta mediados de 2014, lo que provocó una caída en la rentabilidad de los bonos. Esto está cambiando ahora de nuevo, la fuerza del Nikkei está provocando de nuevo alzas en los rendimientos de los bonos en las últimas semanas.
A nivel global, habrá que seguir la magnitud de esas alzas en el rendimiento de los bonos. Mientras esas alzas no sean muy fuertes, no habrá de que preocuparse, ya que el rendimiento de los bonos se mantendrá en niveles bajos y será muy poco probable una salida en masa de la renta variable tal y como sucediese en 2007.
Recuerda que el estudio de flujos monetarios es otro de los temas que estudiamos en mi libro “El código de Wall Street”.