En mi libro “El código de Wall Street” uno de los temas que tratamos detenidamente son los ciclos de largo plazo y como estos tienden a repetirse en el transcurso de la historia. Os invito a leer el capitulo que trata al respecto, puesto que explica bastantes situaciones con las que nos encontraremos o ya hemos pasado en el transcurso de nuestras vidas.

El ciclo más reciente, y en el que nos encontramos ahora mismo es el conocido como “Invierno de Kondratiev”, un ciclo que se caracteriza por la purga de los excesos del ciclo anterior (en nuestro caso años 80 y 90). El resultado final es un ciclo que tiende hacia la deflación.

En cada ciclo hay unos productos que funcionan mejor que otros, esto se trata en el libro, y es algo que no revisaremos hoy, ya que hay un tema encima de la mesa de cualquier debate económico que considero merece hoy nuestra atención.

En nuestro primer artículo del día, daremos un vistazo a los precios de las materias primas porque son el foco de mucha atención en los últimos tiempos. Esto se debe a que la caída de precios de las materias primas es un suceso deflacionario por naturaleza, y esto es algo que los bancos centrales están tratando de detener.

El pasado mes de julio, ya alertábamos por aquí que la fuerza del Dólar iba a hacer pasar un mal trago a las materias primas, algo que se ha ido confirmando con el paso de los meses.

El billete verde y las materias primas se suelen mover en direcciones opuestas, es decir, un dólar alcista es bajista para las materias primas y un dólar bajista es alcista para las materias primas.
Esta es una de las relaciones básicas entre productos que existe en el intermercado y teniéndola clara nos puede facilitar muchísimo la lectura de ambos gráficos.

En el gráfico que podéis ver al lado de estas líneas se muestra el índice CRB de materias primas (área marrón) rompiendo soporte tras soporte, y sumergido en una clara tendencia bajista que le ha llevado a mínimos de 2010. Entre las materias primas que más han sufrido están las energéticas que han perdido más de un 20% de su valor desde el pasado mes de junio.

Como es costumbre, el principal catalizador de la caída de los productos básicos han sido las alzas experimentadas en el dólar. Mientras el dólar siga presionando al alza, los Bancos Centrales pueden temer la deflación todo lo que quieran, pero si realmente quieren ponerse manos a la obra y terminar con ella, al menos temporalmente, deberían de hacer justo lo contrario a lo que sucede ahora, ya que el entorno es muy favorable para el dólar, y así será muy difícil, por no decir prácticamente imposible que los precios de los productos básicos repunten.