Este pasado fin de semana se cumplieron 27 años del famoso Lunes Negro de 1987. Ese 19 de octubre, el índice bursátil Dow Jones bajó 508 puntos, se dejó un 22,6 % en la que hasta el momento es el mayor derrumbe porcentual sucedido en un mismo día en la historia de los mercados de valores.
La caída comenzó de madrugada en los mercados de Hong Kong, se propagó hacia el oeste a través de los husos horarios internacionales, llegando a Europa y, por último, a Estados Unidos. Hacia finales del mes de octubre, los mercados de valores de Hong Kong ya habían caído un 45,8 %, Australia un 41.8%, España un 31 %, el Reino Unido un 26,4 %, Estados Unidos un 22,68 % y Canadá un 22,5 %. El impacto fue especialmente duro en los mercados de Nueva Zelanda, que cayeron un 60 % desde el máximo de 1987, y del que tardaron varios años en recuperarse.
Con razón de este aniversario, los “catastrofistas” de siempre, no han tardado en extraer analogías del crash del 1987 con el mercado actual. Después de fallar estrepitosamente con una analogía de 1929 claramente manipulada, ahora vuelven con otra de 1987. Un gráfico que obviamente como cualquier titular “sensacionalista” se ha extendido como la pólvora.
Al respecto, hay poco más que añadir. La pasada semana ya expliqué detenidamente cuales son las razones que me llevan a pensar que NO estamos ante un nuevo crash bursátil, ya que no se reúnen las condiciones de flujos monetarios propicias para generar un entorno bajista de este tipo.
Sobre este famoso crash y la situación actual, me volvieron a preguntar en Radio Intereconomía el pasado lunes, y esta fue mi respuesta:
Todo lo necesario para adelantarnos a mercados bajistas vienen explicados en detalle en mi libro “El código de Wall Street”.