Si bien todos los medios especializados se han hecho eco esta semana de los nuevos máximos históricos registrados en Wall Street (hecho que era de esperar dada la fuerza de la amplitud comentada la semana pasada), creo que también es digna de mención la reciente superación de resistencias en los índices bursátiles mundiales, lo cual dibuja una imagen más optimista para la renta variable internacional.

Es por ello que en la jornada de hoy me gustaría compartir con vosotros un análisis del ETF iShares MSCI ACWI. Recordemos que este ETF está compuesto por las principales empresas de 23 países desarrollados y 24 países emergentes, cubriendo por tanto la inmensa mayoría del mercado de valores mundial. Esta circunstancia hace que este ETF sea una buena referencia para analizar en un mismo gráfico lo que está sucediendo en las bolsas de valores mundiales con dividendos incluidos.

El gráfico superior muestra al ETF MSCI All World Stock operando ya por encima de sus máximos anteriores, alcanzados este pasado verano y a principios de 2018. Esta es una buena señal para los mercados de valores, ya que la renta variable internacional se había mostrado incapaz de superar este nivel hasta en tres ocasiones durante los últimos meses, estableciendo un gran periodo de lateralidad global de casi dos años de duración.

Como ya he comentado en alguna ocasión, estos comportamientos laterales, lejos de ser algo inusual, son algo natural. A lo largo de un ciclo alcista, los mercados alternan episodios de fuerte tendencia, con episodios de descanso o consolidación. Esto lo podemos ver más claramente en la siguiente imagen que representa con flechas verdes los episodios tendenciales y con flechas negras los episodios de consolidación, en la última década, dentro de la renta variable mundial.

Como podemos ver, los episodios tendenciales y de consolidación son patrones recurrentes y, dentro de estos patrones, lo que hemos vivido durante los últimos dos años no es más que una renta variable global digiriendo alzas previas.

Ahora mismo nos encontramos en un punto en el que el buen tono que muestran las bolsas americanas (EEUU tiene un gran peso dentro de la renta variable mundial), unido a la mejora progresiva de diferentes índices europeos, está generando un caldo de cultivo propicio para que finalmente la renta variable mundial acumule el impulso suficiente como para construir un nuevo tramo de alzas después de casi dos años de consolidación.

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