En los mercados siempre van y vienen las modas. De hecho, en su día ya hablamos de las burbujas de la década (pulsa aquí para leer el artículo), en la que ya os hablaba de la que para mí ya estaba sonando los acordes característicos de fin de fiesta sobre el metal dorado (leer artículo Sálvese quien pueda: La fiesta del oro se acabó).
Dadas las caídas en el oro, ya son muchas las preguntas que giran alrededor de qué activo podría ser el que recoja el testigo, no tanto de burbuja, sino como activo “refugio”. Si os soy sincero, no creo en activos refugio, pero sí creo en activos que lo hacen bien y otros que lo hacen mal, y ahora que el brillo del metal dorado empieza a apagarse, y dada la relación inversa que existe entre las materias primas y el dólar, no me extrañaría nada, que dentro de unos años vuelva la moda clásica que afirma que “el dólar es el activo refugio por excelencia” y que ha sido olvidada en los últimos años con el boom del oro.
Vaya por delante, e insisto de nuevo en que no creo en activos refugio, pero el aspecto técnico del Dólar Index a largo plazo (mensual), invita a pensar que dentro de unos meses, sea un activo del que se hable y mucho.
Vuelvo a recordar, por si alguien se incorpora de nuevo y no lo sabe, que el aspecto del dólar, de forma individual, se ha de analizar mediante el Dollar Index. Este es un índice que mide el valor del dólar estadounidense con relación a una canasta de monedas, y esto nos permite tener una visión general de la fortaleza del dólar con respecto a un conjunto de divisas extranjeras.
Actualmente, el Dollar Index se calcula por una media geométrica ponderada del valor del dólar en comparación con:
* Euro (EUR), 57.6%
* Yen japonés (JPY), 13.6%
* Libra esterlina (GBP), 11.9%
* Dólar canadiense (CAD), 9.1%
* Corona sueca (SEK), 4.2%
* Franco suizo (CHF) 3.6%
No estamos en un momento cualquiera, podemos estar a las puertas de un cambio cíclico en el dólar de esos que se dan cada 5 o 10 años. En el gráfico superior podéis apreciar el comportamiento del dólar en la última década, marcada por políticas expansivas de la mano de la Reserva Federal en su lucha por fortalecer la economía víctima de un sobrecalentamiento en la recta final del pasado milenio.
Esta tendencia parece estar cambiando, dando paso a una época mucho más favorable para el billete verde. La tendencial bajista que ha mandado sobre el precio en la última década ha sido superada, y el aviso en escala mensual del indicador “Atlas” suele ser una razón bastante evidente de que el billete verde va a experimentar una explosión en breve.
Tal vez sea todavía muy pronto para hablar de ello, puesto que probablemente sea algo de lo que se hable, y mucho, dentro de varios meses, pero sin lugar a dudas, como inversores, ya debemos tener el punto de mira en esta posibilidad para tenerla presente a medida que se confirme.