Aunque todo apunta a que la crisis de la Covid-19 da sus últimos coletazos, los efectos de la pandemia en la economía todavía pueden notarse en los mercados financieros y en el comportamiento de los inversores. Respecto de los primeros, el aumento de la deuda pública y la consiguiente política de reactivación europea indican una posible subida de la inflación en los próximos meses.
A raíz de lo anterior, se percibe un aumento considerable del ahorro de precaución. Aunque los ciudadanos han aumentado su capacidad de ahorro durante las restricciones, existe una mayor preocupación por invertir de forma segura.
Por ello, cada vez más inversores acuden a entidades como Banco Mediolanum y se ponen en manos de asesoramiento financiero especializado. Esta opción tiene numerosas ventajas a la hora de afrontar la inestabilidad de los mercados financieros, como indicamos a continuación.
Más y mejor información financiera
Ante las circunstancias de inestabilidad financiera que todavía afectan a España, algunos ahorradores e inversores se han replanteado sus objetivos económicos. En ese sentido, es más común plantearse objetivos a corto plazo y buscar productos con una rentabilidad más elevada.
Para cumplir propósitos de inversión más arriesgados, es importante tener información experta sobre el mercado financiero, lo cual no es fácil en un contexto de sobreinformación como el actual. Precisamente por ese motivo, la figura del asesor financiero permite filtrar la información y proporcionarnos solo los datos financieros relevantes para la toma de decisiones.
Decisiones racionales y razonables
Esa toma de decisiones depende, por supuesto, del perfil particular del inversor o ahorrador. El asesor financiero tiene en cuenta el perfil, las necesidades y las posibilidades de sus clientes, y se encarga de buscar productos financieros que se ajusten perfectamente a sus características.
Tanto si se trata de inversores jubilados que busquen valores más estables como jóvenes que prefieran realizar inversiones con un mayor riesgo, el asesor diseña una estrategia a medida para cumplir sus objetivos a corto y largo plazo. Ello implica también un proceso de análisis continuo, con un seguimiento periódico de cumplimiento de las metas de inversión.
La digitalización al servicio del cliente
Para llevar a cabo un análisis pormenorizado, los asesores financieros aprovechan los avances tecnológicos y emplean herramientas digitales de última generación. La tecnología digital les permite ofrecer información contrastada y asesoramiento de calidad, además de permitir el mantenimiento del vínculo con sus clientes a pesar de la distancia.
Desde el uso de aplicaciones de inversión hasta la comunicación por streaming, pasando por las herramientas de análisis mediante inteligencia artificial, los asesores financieros aprovechan la digitalización para reforzar la relación con el cliente y responder a sus necesidades e inquietudes. Además de ello, también desempeñan una labor didáctica que contribuye a combatir la brecha digital de inversores menos experimentados con la tecnología.
La confianza mutua, un valor clave
Todas las ventajas anteriores se basan en un proceso de escucha activa y de empatía hacia el cliente. La labor del asesor financiero tiene como fundamento una relación de confianza mutua con el inversor, que permite analizar el mercado en función de sus objetivos particulares.
A diferencia del modelo tradicional del asesor independiente, cada vez más asesores optan por mantener una relación más estrecha con sus inversores. La popularización de figuras como el Family Banker demuestran que la familiaridad es un valor en alza para muchos ahorradores e inversores. Precisamente y ante todo, es por su condición de intermediario de confianza entre el mercado financiero y el cliente particular por lo que el asesor financiero ha acabado posicionándose como actor clave en la economía actual.