A falta de una semana y media de negociación para dar por concluido el ejercicio 2019, el S&P 500 acumula una revalorización de más del 27%.
Con el Rally de Navidad todavía por delante es probable que esta rentabilidad aumente cuando suene el toque de campana al cierre de la sesión del próximo martes 31 de diciembre.
Con la fortaleza mostrada por los índices en este año que ya toca a su fin, algunos inversores podrían pensar que el mercado tras las fuertes alzas de este 2019 podría necesitar un descanso en los próximos meses. Sin embargo, si estudiamos las cifras vemos como esto no suele ser exactamente así.
Desde el año 1950 el S&P 500 ha subido un 25% o más en 13 ocasiones. La siguiente tabla refleja todos los precedentes, así como el rendimiento del S&P 500 ese año y el del año siguiente.
Como se puede observar, el año siguiente a que el S&P 500 acumulase revalorizaciones de más del 25% fue alcista en 11 de los 13 precedentes, lo que significa que en un 84,61% de las ocasiones el mercado cerró con balance positivo el año siguiente a acumular una revalorización de más del 25%.
El último precedente fue en el ejercicio 2013, cuando el S&P 500 acumuló una plusvalía anual del 29,6% y al año siguiente (2014) subió un 11,39%.
La siguiente gráfica representa el comportamiento promedio experimentado en el transcurso del año siguiente en el que el mercado fue capaz de subir más de un 25%.
Como se puede observar, el rendimiento medio al año siguiente de subir más de un 25%, si bien no es tan elevado, sigue mostrando excelentes cifras, promediando ascensos del 11,26%. Teniendo en cuenta que en la era moderna el S&P 500 ha rendido de media un 7,8% anual, el rendimiento medio del mercado al año siguiente de subir más de un 25% se sitúa un 3,46% por encima de su promedio histórico.
El conjunto de muestras arroja algunas dudas entre los inversores en el primer mes del ejercicio. Esto tiene su lógica, ya que tras un año de fuertes revalorizaciones los inversores pueden tener emociones encontradas para decidirse si recoger beneficios o seguir con las compras.
Pasado ese primer mes de “dudas”, los mercados tienden a subir con fuerza entre febrero y julio. Con la llegada de agosto la recogida de beneficios tiende a imponerse históricamente en el mercado. Esta corrección llega a su fin en el mes de octubre, momento desde el cual el mercado tiende a experimentar un fuerte rally fin de año que eleva la rentabilidad promedio a cierre del ejercicio hasta el 11,26%.
Como siempre os digo en estos casos, los patrones estacionales están ahí para ofrecer una visión orientadora (que no operativa) de los mercados. Estos datos están bien para conocer cómo ha reaccionado el mercado ante situaciones similares, pero a la hora de operar lo importante siempre serán los aspectos técnicos que muestren tanto los mercados (que siguen con argumentos positivos), como los sectores y los valores.
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