Con el S&P 500 operando aproximadamente un 2% por debajo de sus máximos históricos, en la mañana de hoy me gustaría mostraros una perspectiva diferente ilustrando el S&P 500 ajustado a la inflación en las últimas décadas ya que hay varios puntos interesantes.
Antes de nada, y para quien no lo sepa, la inflación, en economía, es el aumento medio de los precios de los bienes y servicios a lo largo del tiempo. Siempre debe medirse referenciada a un periodo. Por ejemplo, se puede hablar de la inflación interanual si comparamos los precios de hoy con los de hace un año. Éste es, con mucho, el periodo que más se utiliza.
Tomemos, por ejemplo, un inversor buy-and-hold (de los de comprar y mantener) con muy mala suerte que invirtió en el mercado americano en los máximos previos a la crisis punto-com en diciembre de 1999. Una década y media después, el S&P 500 ajustado a la inflación ha subido sólo un 1,17% (sin tener en cuenta dividendos). Teniendo en cuenta la volatilidad de este período, se trata de un retorno de la inversión que definitivamente no es gran cosa. Por otro lado, si tomamos como referencia un inversor que compró justo al final de la crisis financiera del 2007-2008. El S&P 500 ajustado a la inflación le ha devuelto retornos del 144,26% desde sus mínimos de la crisis financiera (no está nada mal para ser poco menos de seis años).
Sea como sea, el S&P 500 ajustado a la inflación mantiene un sesgo alcista de largo plazo y actualmente está a un 0,5% de sus máximos históricos alcanzados el pasado diciembre.
Otro detalle “curioso” es ver cómo los máximos del mercado de 2007 ajustados a la inflación quedaron muy por debajo de los máximos del 2000. En concreto ajustado a la inflación en 2007 el S&P 500 estaba un 16,65% por debajo de los máximos del 2000. Esto se debe a que la inflación registrada entre ambos periodos obviamente penalizó el poder adquisitivo.