El pasado viernes fue el último día de cotización de mayo. Con cinco meses transcurridos en este 2015, el S & P 500 ha subido un 2,36% en lo que llevamos de año. Si sumamos los dividendos, el índice ha subido un 3,23%.
Aunque hoy voy a estar fuera del despacho todo el día, voy a aprovechar este viaje en tren para compartir con vosotros una mirada de largo plazo al índice S & P 500 Total Return.
A diferencia del S&P 500 habitual, el índice Total Return incorpora los dividendos repartidos por las compañías, y que se suman al patrimonio de los accionistas. De esta forma, se establece un índice que representa de forma más real el impacto del comportamiento de las bolsas en las carteras de los inversores.
A pesar de los descensos en 2000 y 2007 de nuevo el mercado ha vuelto a demostrar que si los inversores son lo suficientemente pacientes, el mercado les termina recompensando. El gráfico que podréis ver a continuación representa el comportamiento total del S&P 500 (dividendos incluidos) en las últimas décadas.
Aunque personalmente prefiero evitar (e incluso sacar tajada) los mercados bajistas optando por una gestión de mi patrimonio más activa, el rendimiento del buy & hold (comprar y mantener) está ahí, ahora bien, los años 2001 y 2002 junto a 2007/2008 los inversores debieron soportar socavones patrimoniales importantes y en mi opinión innecesarios.
Las diferencias entre la gestión activa (por la que yo opto) y pasiva, se decantan a favor de la primera precisamente en los mercados bajistas, ya que mientras los inversores pasivos pierden patrimonio durante esos años, los inversores activos mantenemos o incluso lo incrementamos, lo que nos permite partir con ventaja de cara a un nuevo mercado alcista.