En la jornada de hoy, me gustaría compartir con vosotros un estudio que, si bien no tiene validez operativa a corto y medio plazo, sí que creo puede resultar útil para entender el contexto actual del mercado en un contexto histórico amplio.
Para ello, he recopilado los datos del mercado de valores americano desde el año 1900 y he ajustado su evolución a la inflación. Esto es importante cuando hablamos de amplias series históricas, ya que no es lo mismo que un activo suba un 7% cuando la inflación está al 10%, a que suba un 1% cuando la inflación está al 0%. En el primer caso, a pesar de la revalorización en precio, en términos reales se experimentó una depreciación, mientras que, en el segundo caso, se consiguió una apreciación.
A este gráfico del S&P 500 ajustado a la inflación, le he añadido su línea de regresión exponencial para encontrar la línea de tendencia que mejor une los puntos de datos desde el año 1900. Esta línea nos permite medir cuánto por encima o por debajo se encuentran los precios en un momento dado con respecto a su comportamiento medio histórico.
El gráfico muestra muchas cosas interesantes. El pasado mes de septiembre, el mercado llegó a estar un 139,06% por encima de su línea de tendencia histórica. En casi 120 años, los únicos meses en que los precios fueron más elevados con respecto al promedio histórico fueron los que abarcaron la cima del mercado entre 1999-2000, cuando este indicador “curiosamente” también alcanzó lecturas del entorno del 140%.
Comentaba al inicio de este artículo, que este estudio no tiene utilidad operativa a corto y medio plazo. Esto es así porque el mercado puede estar mucho tiempo “sobrecomprado” o “sobrevendido”. Ahora bien, con una perspectiva de muy largo plazo (lustros e incluso décadas) sí que sirve para ver cómo está la valoración del mercado acorde a su media histórica.
Probablemente muchos de vosotros os estáis preguntando cómo puede ser que el mercado esté tanto tiempo “sobrevalorado” en más de un 50%, con respecto a su promedio histórico, desde poco antes de que empezase el siglo XXI. La respuesta la encontramos en la política intervencionista de los bancos centrales. Desde los años 80, los bancos centrales están rebajando continuamente y con diferentes medidas los rendimientos de la renta fija. Esto genera que los grandes flujos monetarios a largo plazo se vean forzados a asumir mayores riesgos en renta variable dada la escasez del atractivo de la renta fija.
Estos movimientos en los flujos monetarios, hasta cierto punto “artificiales”, que han generado los bancos centrales en las últimas décadas, han provocado que las valoraciones de los mercados de renta variable alcancen niveles “desorbitados”. De igual forma que no tiene sentido un mercado de renta fija con intereses negativos (en los que un deudor debe devolver menos dinero del que le prestaron), desde un punto de vista histórico tampoco tienen sentido valoraciones tan altas. Estas son las consecuencias de manipular el mercado y sinceramente, no creo que terminen bien.
Sobre el gráfico también se representa en verde los periodos de tiempo en los que el mercado americano estuvo más de un 50% infravalorado con respecto a su media. Hace décadas que no vemos al mercado en niveles históricamente “baratos” (concretamente desde principios de los 80).
Me gustaría terminar con una opinión personal (que tiene la misma validez que la de cualquier otra persona, pero al fin y al cabo es solo mi opinión).
Como probablemente sabéis, en los últimos años ha crecido exponencialmente la popularidad de la gestión pasiva. Acorde a las valoraciones actuales del mercado, no creo que sea el mejor momento de optar por la inversión pasiva, ya que es muy probable que el mercado tienda con el paso de los años a buscar su media. En este aspecto, una gestión activa del patrimonio que evite grandes caídas (o que incluso saque partido de ellas) la veo más razonable que una gestión pasiva.
Estadísticamente es altamente probable que el mercado tienda en los próximos años a buscar zonas de su promedio histórico (e incluso inferiores). Cuando eso suceda, probablemente la gestión pasiva haya generado tantos disgustos a sus inversores, que abandonen la idea justo en el momento en el que probablemente sería una idea razonable indexarse. Este va a ser un aspecto económico y socialmente interesante a seguir en los próximos años, ya que, por alguna extraña razón, la humanidad tiende a apostar por los “productos financieros de moda” justo en el peor momento.
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