Desde hace muchos meses, hemos estado comentando desde estas líneas que, dada la coyuntura actual, el metal dorado tiene todo a favor para ser un producto destacado a medio plazo.
El oro es más que una materia prima. El oro también es considerado por muchos inversores como una moneda alternativa. Cuando los operadores globales pierden la confianza en su moneda, a menudo recurren al oro como una reserva alternativa de valor.
Esta una forma con la que los inversores pueden preservar su riqueza cuando los bancos centrales siguen llevando a cabo medidas de estímulo que debilitan sus monedas. El oro ha alcanzado recientemente nuevos máximos de siete años y su revalorización es evidente en relación a las monedas más importantes del mundo.
La siguiente imagen refleja el comportamiento del oro y las principales divisas internacionales en lo que llevamos de 2020.
Con los datos de los últimos meses que apuntan hacia una contracción del contexto económico global, los banqueros centrales de todo el mundo han dado una vuelta de tuerca más a sus políticas hacia el estímulo monetario, lo que generalmente debilita a sus monedas.
Estas políticas principalmente consisten en mantener los tipos de interés a niveles muy bajos, cercanos a cero y a veces negativos, y en la compra de activos financieros, lo que coloquialmente se puede considerar como imprimir dinero o aumento de la masa monetaria.
Esta política de los bancos centrales provoca que el dinero fiduciario pierda valor, lo que provoca que los operadores globales buscan protección patrimonial y de poder adquisitivo en activos de naturaleza física como el oro.
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