Desde estas líneas ya hemos revisado el comportamiento histórico del mercado alrededor de las elecciones desde multitud de prismas.
Hoy me gustaría echar la vista atrás y recordar que en las semanas que rodeaban las elecciones presidenciales estadounidenses, el “consenso” del mercado aseguraba que una victoria de Donald Trump causaría un terremoto en las bolsas de valores. Como siempre, el tiempo pone todo en su lugar, y la elección de Donald Trump, lejos de llevar a los mercados al infierno como aseguraban prestigiosas casas de análisis, ha resultado la más tranquila de la historia. Veamos los números.
La siguiente tabla refleja el comportamiento del mercado cada vez que las elecciones presidenciales de EEUU han dado paso a un cambio en el poder en la Casa Blanca desde el año 1896 hasta hoy. En cada uno de los precedentes he incorporado el rendimiento experimentado por el Dow Jones (único índice que dispone de tanto histórico) desde la fecha de las elecciones hasta la investidura. Además, he añadido una columna que muestra la máxima caída del índice en términos porcentuales desde máximos hasta mínimos teniendo en cuenta los cierres diarios (antes de la década de los 20 no había registros de precios intradía, por lo que debemos ajustar los resultados a cierres diarios para una comparativa equitativa).
Con una ganancia del 7,62% durante la transición entre el mandato de Obama y Trump, el Dow Jones ha experimentado su segundo mejor rendimiento en todas las transiciones desde 1896 (solo superado por Herbet Hoover entre finales de 1928 y principios de 1929).
No obstante, lo que más llama la atención, es que tras el “Trumpazo”, la transición en el poder de la Casa Blanca ha experimentado un descenso máximo del 1,2%. A pesar de que las casas de análisis aseguraban que la victoria de Trump sería nociva para las bolsas (se hablaba de caídas de dos dígitos), lo cierto es que, atendiendo exclusivamente a las cifras, ningún otro presidente recién elegido ha visto nunca un periodo de transición menos volátil.
Esto demuestra una vez más la grandeza del mercado, y como el consenso de analistas puede estar altamente equivocado en sus pronósticos por mediáticos y ruidosos que sean. Ya sucedió antes de las elecciones, cuando las encuestas daban como clara favorita a Hillary Clinton, mientras que tal y como indicamos aquí unas jornadas antes de las elecciones, el mercado daba por ganador a Donald Trump.
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Los análisis aquí expuestos son opiniones estrictamente personales, no recomendaciones.