Ha sido un mes muy interesante en los mercados financieros globales. Por un lado el mercado de valores de EEUU se ha vuelto a situar en subida libre. Mientras tanto, otros muchos mercados de valores internacionales – Europa y Japón – siguen atrapados en la debilidad a pesar de las ingentes cantidades de dinero inyectadas por sus bancos centrales.

Sin embargo, a pesar del aparente monopolio de Estados Unidos en el rendimiento de los activos financieros mundiales, hay algunos otros puntos calientes que merece la pena vigilar alrededor del mundo.

Uno de estos puntos calientes es el mercado de valores de México.

La bolsa de valores de México triplicó su valor desde 2008 hasta principios de 2013. Desde entonces el Índice de referencia de la bolsa mexicana ha pasado los últimos 3,5 años consolidando esas ganancias. De hecho, durante los últimos 4,5 años, el índice se ha negociado dentro de un rango lateral del 20%.

A causa de este movimiento de consolidación durante los últimos años, el índice de valores mexicano ha experimentado periodos muy erráticos, mostrando en algunos periodos fortaleza relativa (por no caer durante liquidaciones globales) y debilidad relativa en otros (al no acompañar cualquier avance sostenible durante las alzas globales). Este episodio de lateralidad ha terminado con la ruptura del mercado de valores de México de sus máximos históricos.

Una vez confirmada la superación de máximos históricos, el mercado mexicano también ha sido capaz de volver a ganar fuerza, lo que le convierte en un mercado a tener muy en cuenta a la hora de buscar oportunidades de inversión, ya que muy probablemente ha dado por finalizado su larguísimo periodo de consolidación y con la superación de máximos históricos se oficializa el pistoletazo de salida a otro tramo alcista de gran recorrido.

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