Esta mañana publicaba en mi cuenta de Twitter personal que el S&P 500 se encuentra aproximadamente en los mismos niveles que operaba en noviembre del año 2014.
En noviembre de 2014 el S&P 500 estaba en los mismos niveles que se encuentra hoy. 731 días de idas y venidas pic.twitter.com/IQVTJ5UPQt
— Ricardo González (@RicardoEsBolsa) 18 de mayo de 2016
Aunque la primera impresión que podemos sacar de la imagen es que en el último año y medio la bolsa “no ha hecho nada”, para mí sí que hay algunas conclusiones interesantes que podemos extraer y que resultan de utilidad. La primera de ellas es que en este periodo apostar por mercados perdedores como suele ser costumbre ha resultado muy caro para sus inversores.
La siguiente imagen representa el rendimiento del S&P 500 desde noviembre de 2014. También muestra el rendimiento en el mismo periodo de un mercado perdedor que tenemos muy cerca de nosotros: el español.
Mientras que el mercado americano se ha mostrado plano en todo este periodo, el Ibex 35 tras lograr despuntar en la primera mitad de 2015 (en aquellas fechas todavía era un mercado fuerte), sucumbió a la debilidad el pasado verano de 2015. Desde entonces, mientras que el mercado americano a estado lateral, el Ibex 35 ha azotado con pérdidas de 16 puntos porcentuales a sus inversores.
Esta es la razón por la que insisto tanto en evitar mercados débiles, ya que tienden a dar muchos más disgustos que alegrías a sus inversores.
Volviendo al mercado americano, otra de las cosas en las que hago hincapié de forma continua es que las inversiones deben dirigirse a los sectores con mejor comportamiento, ya que ser exquisitos con los activos que metemos en cartera marca la diferencia.
Veamos un ejemplo. Mientras que el S&P 500 prácticamente “no ha ido a ningún lugar” en el último año y medio, algunos sectores destacados que venimos siguiendo de cerca desde hace meses como por ejemplo el sector bebidas acumulan alzas en el mismo periodo.
Esta metodología de inversión en la que descartamos continuamente activos débiles y centramos nuestras inversiones en activos fuertes, nos ayuda a tener nuestra cartera en zonas de máximos mientras la mayoría de bolsas mundiales distan bastante de los mismos.
Así pues, ser exigentes con los activos que metemos en cartera nos ayuda muchísimo a no sufrir tanto cuando el mercado no acompaña y sumar más cuando el mercado acompaña. La suma de ambas variables, redunda en un mayor beneficio para los inversores.